martes, 25 de octubre de 2016

20 años después, las causas del zapatismo siguen vigentes: Jaime Martínez Veloz

Hablar de Jaime Martínez Veloz es hablar de una excepción. Uno de los pocos nombres que tras décadas de participación política en México, activista e institucional, continua intachable. Participó tras el levantamiento zapatista, en la COCOPA, órgano de diálogo entre los zapatistas y el estado mexicano para la pacificación de Chiapas, siendo su presidente cuando se forman los famosos Acuerdos de San Andrés y ha dedicado prácticamente toda su vida a la defensa y la protección de los pueblos indígenas. Diputado federal, ponente en la ONU y candidato a la alcaldía por la izquierda en la ciudad de Tijuana, compañero de Colosio hasta el final de sus días, arquitecto de los que entendían que sin conocer la realidad material y social no había técnica que fuera útil. 

Jaime también es un prolífico escritor social: ha relatado entre otras las luchas estudiantiles en Torreón, la inconclusa paz de Chiapas o los abusos de las eléctricas norteamericanas en México. Hoy, en el Refugio Sociológico, compartimos uno de sus mejores artículos sobre la experiencia zapatista, escrito a 20 años del levantamiento insurreccional en Chiapas.

20 años despúes, las causas del zapatismo son vigentes. Por Jaime Martínez Veloz.


Los números no mienten. Las estadísticas no tienen signo político, solo muestran resultados. En 1994 el EZLN se levantó en armas, enarbolando las causas que hoy documenta el CONEVAL. Las causas que dieron origen al levantamiento zapatista en 1994 no se han modificado sustantivamente, a pesar de lo actuado durante todo este tiempo, incluyendo muchos esfuerzos sinceros por lograr cambios perdurables en beneficio de los pueblos indígenas.

Medio millón más de indígenas pobres en los 2 últimos años. Un aumento en 300 mil del número de indígenas en pobreza extrema. Entre 2012 y 2014 se amplió la brecha de pobreza y, particularmente, la de pobreza extrema entre la población indígena y no indígena. El porcentaje de población indígena en pobreza pasó de 72.3 a 73.2%, esto es, 8.7 millones de personas; medio millón más que en 2012. El porcentaje de pobreza extrema pasó de 30.6 a 31.8%, es decir, 3.8 millones de indígenas; 300 mil más que en 2012.

La población con al menos una carencia social pasó de 92.6 a 92.1%; y aquella con al menos tres carencias de 56.1 a 54.8%. El rezago educativo, el acceso a los servicios de salud, la carencia por acceso a la seguridad social, la calidad y los espacios en la vivienda fueron las carencias sociales que se redujeron. En sentido opuesto, las carencias sociales que se incrementaron fueron los servicios básicos en la vivienda y el acceso a la alimentación. Esta última con la mayor variación al pasar de 34.4 a 38.8%; 600 mil personas más que en 2012. La población indígena con un ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo pasó de 42.4 a 43.9%, y la población con un ingreso inferior a la línea de bienestar pasó de 74.5 a 76.1%.


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